jueves, 17 de mayo de 2007

Presentación

Desde siempre y más intensamente durante los últimos doce años, me he movido en el mundo del voluntariado y las ONGs. He sentido que ese era mi sitio, el escenario donde aportar mi granito de arena por los más desfavorecidos. Me sentía a gusto, sintonizaba con los compañeros de camino y pensaba que ese era mi ámbito de actuación.

Por otro lado, no creía en la política ni en los políticos: por lo general, no encontraba en ninguno de ellos -salvo honrosas excepciones- espíritu de servicio alguno, ni voluntad de proteger y favorecer lo que yo consideraba prioritario: el destino de los más débiles : esa inmensa mayoría que sostiene el mundo que unos pocos disfrutamos.

Las tan aireadas "luchas por la justicia" que estaban en boca de políticos de absolutamente todos los colores, no me convencían ni las consideraba auténticas o sinceras, y mucho menos bien orientadas: no tenían como objetivo primordial liberar a los grandes injusticiados de nuestras sociedades. Es más, confesaré que política y políticos me producían rechazo.

Todo fue así hasta que hace menos de un año, por azares de la vida conocí el partido "Por un mundo más justo" (PUM+J) y a las personas que lo promovían, y pensé y sentí: “aquí SÍ”. Desde aquí se puede dar un mayor empuje, una mayor eficacia, o cuanto menos actuar sinérgicamente con la maravillosa, necesaria y valiosísima actividad de las ONGs, a las que sigo apoyando, no sólo moral y económicamente, sino a través de mi propio voluntariado.

Pensé que la idea de un partido que luche por un mundo más justo, era la de un vehículo que aprovechase las leyes electorales y las circunstancias de los medios de comunicación en nuestro país, para ser eso: vehículo y canal de expresión de todas esas reivindicaciones de justicia que se vienen haciendo desde el mundo de las asociaciones civiles, las cuales, es obvio, no pueden jugar con las mismas cartas que los partidos.

La labor de ONGs, asociaciones y todos los ciudadanos de a pie es imprescindible, pero si queremos que el mundo cambie, que se erradique la pobreza, no basta. Este tipo de entidades que realizan un trabajo eficaz, digno y transparente, necesitan más apoyos y recursos, más ayudas económicas de dinero público, distribuidas de verdad entre los más empobrecidos.

Estoy convencida de que el fin de la pobreza es posible, pero depende de decisiones y acciones políticas.

Los Objetivos del Milenio firmados en la ONU en el año 2000 por un buen puñado de países del Norte, fijaron como "Objetivo Número Uno", "la reducción a la mitad del porcentaje de personas que padecen hambre o viven con menos de un dólar al día, para el año 2015". Este dato constituye una prueba de que erradicar la pobreza o cuando menos reducirla en buena medida, es, como decimos, factible. En ello se inspira y se motiva nuestro partido.

En el PUM+J actuamos con paso firme y visión a largo plazo.
Somos utópicos: si. Pero si revisamos la historia encontraremos que muchas de las grandes utopías que han transformado la humanidad, han comenzado por muy modestos intentos. No somos ingenuos ni infantiles: sabemos que con toda probabilidad, no conseguiremos todavía ni un sólo escaño. Nuestro objetivo a corto plazo es hacer llegar a todos este mensaje: el fin de la pobreza depende no sólo de las actuaciones y decisiones de los gobiernos nacionales, sino también de las de los autonómicos y locales, e ilusionar a la gente con la idea de que su voto, puede convertirse en instrumento que empuje el carro hacía ese fín.

Nuestra intención es entre otras, sensibilizar a la opinión pública, aprovechando la atención que nos prestan los medios de comunicación con motivo de las campañas electorales, para que llegue un día, no muy lejano, en que los grandes partidos no tengan más remedio que recoger en sus programas estas propuestas, si quieren ser sensibles al sentir mayoritario de la opinión pública, y lo que es mucho más importante: que una vez que alcancen el poder, fijen como prioritario en sus agendas, medidas y decisiones encaminadas a erradicar la pobreza. Porque posible, es posible.

.